Archivo de la categoría: Narrativa

Brazofuerte – Alberto Vázquez-Figueroa

Brazofuerte – Alberto Vázquez-Figueroa

Quinta entrega de esta apasionante saga, Brazofuerte narra las extraordinarias peripecias del canario Cienfuegos a partir de que una terrible palabra resuena en sus oídos: «Inquisición».En efecto, Ingrid, la mujer a quien ama y que lleva en su vientre un hijo suyo, ha sido detenida bajo acusación de brujería, concretamente de haber hecho pactos con el demonio para que el lago Maracaibo ardiera. Sin embargo, quien ha prendido fuego a las aguas del majestuoso lago es el propio Cienfuegos, y no precisamente por ningún pacto con el Maligno sino por efecto del «mene», el agua negra que arde sin motivo.


La mujer leopardo – Alberto Moravia

La mujer leopardo – Alberto Moravia

Lorenzo, un periodista italiano de 33 años, está profundamente enamorado de su esposa Nora. Con ella comparte la silenciosa felicidad de un matrimonio bienavenido que sin secretos ni preocupaciones vive su dicha en una armonía deliciosa. Pero la sinceridad y absoluta confianza de Nora, tan ajena al engaño y a la mentira, se convierte en un peligro para el equilibrio de la pareja cuando a raíz de un viaje conjunto al Gabón, confiesa a Lorenzo que se siente atraída por la serena madurez de Giorgio. Abocado repentinamente al abismo de los celos, Lorenzo vivirá las vacaciones en el Gabón como un auténtico calvario de pasiones inconfesables en el que comprenderá que la esencia felina de su mujer, tan sincera como misteriosa, se ha convertido de la noche a la mañana en la clave de su desesperación. Sin tener nunca la certeza de una infidelidad, enfrentado tan sólo a sus propios miedos y dudas, el viaje a la impenetrable selva africana acabará por convertirse en una experiencia mística en la que tendrá que aprender que el amor se siente y se comparte, pero no se puede poseer.


La romana – Alberto Moravia

La romana – Alberto Moravia

La parafernalia luminosa y el cinismo de la Roma de Mussolini es el escenario de la que es, probablemente, la mejor y más conocida novela de Moravia. En ella se narra la historia de Adriana, una muchacha sencilla y pobre, muy hermosa, que trabaja posando desnuda como modelo para un pintor, acepta regalos de los hombres y no sabe muy bien cuándo abandonó su sueño de tener un hogar e hijos para convertirse en prostituta. También es la historia de Giacomo, estudiante universitario y revolucionario fallido que rechaza la idea de estar enamorado de Adriana; de la siniestra figura de Astarita, el oficial de la policía secreta obsesionado con la muchacha; y de Sonzogno, un burdo criminal que trata a Adriana como su propiedad privada. Las relaciones entre todos ellos conforman la que es, según algunos críticos, una de las escasas novelas del siglo XX que se encuentran a la altura de Dostoievski.


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La campesina – Alberto Moravia

La campesina – Alberto Moravia

Roma, septiembre de 1943, hace apenas dos meses que Mussolini ha sido destituido y con los aliados ya en el sur del país, el gobierno italiano decide ahora firmar un armisticio, rindiendo a su ejército y poniendo fin así a su ridícula participación en la II Guerra Mundial. El ejército alemán no tiene más remedio que asumir el control del frente italiano para impedir que los aliados accedan en un paseo triunfal al centro de Europa. En un último estertor, Mussolini funda en el norte del país, con ayuda de los alemanes, la República Social Italiana. Con dos cabezas, la situación del país no puede ser más caótica. Aparte de la falta de artículos de primera necesidad y de la vertiginosa caída del valor de la moneda, todo el país adolece también de sistema alguno que permita aplicar las leyes con un mínimo de coherencia, convirtiéndose en un lugar muy inseguro. Las exacciones de los últimos apuntados al carro del fascismo y los delincuentes que ahora campan a sus anchas esquilman aún más si cabe a un pueblo completamente desorientado que sólo vive con la esperanza de que lleguen los aliados y traigan comida y orden al país. Vana ilusión.

En este contexto sitúa Moravia a la protagonista del libro, Cesira, una joven viuda que, exasperada por la situación de carestía en que se ve sumida Roma, no duda en coger sus ahorros y abandonar temporalmente su pequeño piso y su tienda en el barrio romano del Trastévere, huyendo con su hija Rosetta, una joven ya «en edad de merecer», en dirección a su pueblo natal, situado en una zona montañosa entre Roma y Nápoles, con la esperanza de que «en el campo las cosas irán mejor». Moravia nos proporciona por tanto, una vez más, dos personajes femeninos al borde de una situación límite. Si en La Romana se trata de una madre que empuja a su hija a la prostitución, en La campesina se trata de dos refugiadas que tratan de sobrevivir en un país sin cabeza, y por tanto sin ley, ocupado por uno de los ejércitos más cruentos de este siglo, con el agravante de que se encuentra en el justo momento de darse cuenta que está perdiendo la guerra.


El hombre que se enamoró de la luna – Tom Spanbauer

El hombre que se enamoró de la luna – Tom Spanbauer

El diablo es… aquel que te confunde y no te deja contar tu propia historia. Evocativa y carnal, la historia de El hombre que se enamoró de la luna está narrada por Cobertizo, un huérfano sin origen que sólo puede interponer, entre él y él diablo, las palabras recién aprendidas de un idioma que le es ajeno y su amor por Dellwood Barker, un cowboy de ojos verdes que podría ser su padre. En 1880, en Excellent, Idaho, Cobertizo es violado a punta de pistola por el hombre que esa misma noche asesinará a su madre india. Ida Richilieu, prostituta y alcaldesa del pueblo, dueña de un saloon pintado de color de rosa, se encargará desde entonces de su crianza. Historia de una educación y de una iniciación, El hombre que se enamoró de la luna sigue el camino místico de Cobertizo en busca de su propia identidad, camino sembrado de falsas pistas. Una novela en la que la sexualidad es celebrada en todas sus formas y manifestaciones, en la que la violencia quema las yemas de los dedos que sostienen la página. Y, sin embargo, El hombre que se enamoró de la luna es una novela sobre la caída del lenguaje: sobre cómo vivir en los espacios en blanco que quedan entre dos palabras.


Cui-Ping-Sing – Agustín de Foxa

Cui-Ping-Sing – Agustín de Foxa

Cui-Ping-Sing es una muy hermosa historia de amor, que recuerda a Tristán e Isolda pero con los ojos rasgados, si no cegados del todo por la pasión. Así habla Hoang de su amada:

Las otras son mujeres,

pero ella es el amor.

Las otras pasan,

miran y besan;

son lagos azules

en cuya orilla se refleja el alma.

Pero ella es lago

que no refleja, ahoga.

Toda la obra está transida de un lirismo como de porcelana, lleno de matices Es la historia de un amor imposible, Cui-Ping-Sing; es decir, de un amor verdadero, que aguarda desde siempre a consumarse. Es teatro en verso, lírica ordenada en cuadros y con dramatis personae. Dice de nuevo Hoang:Sé que el dolor existe y que es el huésped en la casa del hombre.


El libro de los niños – A. S. Byatt

El libro de los niños – A. S. Byatt

El libro de los niños transcurre durante el lento y destellante crepúsculo victoriano, esa apasionante época que va desde el final del siglo XIX hasta la primera guerra mundial. La protagonista de la novela es Olive Wellwood, una famosa escritora de libros infantiles. Ella y su numerosa familia viven en una casa de campo formando una especie de sociedad dedicada al culto del arte, la literatura, la conversación y la política. Cuando el hijo mayor de Olive sorprende a otro niño, de origen humilde, en una sala del Museo Victoria and Albert de Londres, dibujando un famoso candelabro, la vida de esas familias empezará a cambiar. El niño será adoptado por los Wellwood e ingresará así en un mundo deslumbrante, lleno de inquietantes misterios y fulgurantes deslumbramientos.


Pequeñas infamias – Carmen Posadas

Pequeñas infamias – Carmen Posadas

En la casa de veraneo de un acaudalado coleccionista de arte se reúne un variopinto grupo de personas. Juntas pasan unas cuantas horas y, a pesar de las frases agradables y los comentarios corteses, la relación acabará envenenada por lo que no se dicen. Cada una de ellas esconde un secreto; cada una de ellas esconde una infamia. La realidad adquiere de pronto el carácter de un rompecabezas cuyas piezas se acercan y amenazan con acoplarse. El destino es caprichoso y se divierte creando extrañas coincidencias.

Pequeñas infamias es una novela sobre las casualidades de la vida. Sobre las que se descubren con sorpresa, sobre las que no llegan a descubrirse y sin embargo marcan nuestro destino, y sobre las que se descubren pero se mantienen en secreto, porque hay verdades que no deberían saberse nunca. Puede leerse, también, como una sátira de sociedad, como el retrato psicológico de una galería de personajes, o como un apasionante relato de intriga, cuyo misterio no se resuelve hasta las últimas páginas.


Velando en la noche – A. J. Cronin

Velando en la noche – A. J. Cronin

El controvertido mundo de los hospitales, donde la ambición y la vanidad de unos chocan con la generosidad y el profesionalismo de otros, es el marco en que se desenvuelve la historia de la enfermera Anne Lee, quien se desempaña en diferentes cargos de hospitales ingleses. En ellos se van produciendo las más variadas situaciones que ponen a prueba la integridad tanto humana como profesional de la protagonista. Conocedor magistral de aquel mundo, Cronin pone ante nosotros la infinidad de intrigas y conflictos, dudas y frustraciones. Sacrificios y dolores que se esconden detrás de los impecables delantales blancos que ve el paciente. La historia de Anne Lee y, a través de ella, la situación profesional de su gremio, se ven reflejadas en esta novela en donde se enaltece la misión de la mujer en el campo de la enfermería.

Fue llevada al cine en 1940 con el título de «Noches de Angustia», dirigida por George Stevens y protagonizada por Carole Lombard y Brian Aherne.


Solal – Albert Cohen

Solal – Albert Cohen

Cuando apareció Solal, la primera novela de Albert Cohen, el éxito fue inmediato y la crítica francesa le saludó como un escritor extraordinario, a pesar de la novedad y complejidad de su propuesta narrativa.

«¿Ya habéis leído Solal? Ésta es la pregunta que hago en estos días a quienquiera que encuentre. Solal es un gran libro, una obra poderosa y rica», escribió Marcel Pagnol, quien reconoció en su protagonista a «una especie de Julien Sorel, pero muchísimo más loco».

En ella aparecían por primera vez sus inolvidables personajes: el joven Solal y sus atrabiliarios y desternillantes «Esforzados», Saltiel, Comeclavos, Salomon, Michaël, Mattathias. También sus grandes temas: la búsqueda del Absoluto a través del amor, los juegos de seducción con reglas refinadas hasta el delirio, el tormento de los celos, la muerte; la omnipresencia del judaísmo: Solal, en una fulgurante carrera, pasa de la efervescencia resignada del ghetto a las intrigas sociopolíticas del mundo occidental, para volver luego a los orígenes en una suerte de descenso a los infiernos.

El talento literario de Albert Cohen se verá confirmado por las críticas a las traducciones al inglés y al alemán de Solal, que se efectuaron de inmediato.

Así, en Los Angeles Times se le llamó «el Balzac del judaísmo», en el New York Times se afirmó que la novela combinaba «la fuerza generosa y la técnica de Joyce, la opulencia bárbara de Rabelais y las espléndidas inverosimilitudes de Las mil y una noches», mientras que en el londinense Observer se evocaba «el rudo vigor de Rabelais, la sensualidad de D. H. Lawrence», y en el Times se constataba que «Solal ha sido proclamado, por los críticos de Europa y América, un gran libro, una obra maestra».También en Alemania se desbordó el entusiasmo. Sirva como ejemplo la siguiente crítica: «Con Solal, la novela contemporánea se despierta a una nueva vida, de una originalidad absoluta», en la que aparecen «escenas comparables a las más poderosas de Shakespeare, tan densas, tan crudas, tan auténticas, que dan cuerpo a verdades tan profundas que la vida real difícilmente puede igualarlas» (Vossische Zeitung). Muchos años después, Bella del Señor confirmó apoteósicamente todas las profecías sobre las capacidades literarias de Albert Cohen y lo instaló sin discusiones entre los grandes novelistas del siglo XX.