El corredor de las tormentas – William Sarabande (Serie Los caminantes del viento 02)

El corredor de las tormentas – William Sarabande

Dentro de sus limitaciones, aquellos grupos, tribus o clanes de caminantes del viento que, en Más allá del Mar de Hielo, transitan finalmente por las heladas tundras que hace cuarenta mil años afloraban en lo que hoy es el mar de Bering, se aventuran a traspasar el Corredor de las Tormentas y llegar a la Tierra Prohibida”. Algunos lo consiguen, otros prefieren seguir aferrados a los territorios en los que a pesar de todas las dificultades, les garantizan una cierta seguridad.

Al hilo de su constante lucha por la supervivencia, que es una constante en sus vidas, se producen situaciones y se desarrollan conductas tan consustancialmente humanas que a veces nos parece estar viviendo en cualquier época indeterminada de la historia, incluso en estos finales del siglo XX. Por ser, eran hasta consumistas: a veces cazaban por placer, por pura embriaguez de sangre, aunque les sobrara comida. Aquella abundancia provocaba situaciones de penuria en épocas posteriores.

Pero tanto la abundancia como la escasez eran fuente de tensiones. Y es que, en el fondo, anidaba, entre otras características de la condición humana, la lucha por el poder, una lucha en la que se conjugaban la tradición, la magia, la astucia… y la manipulación por el miedo. A expensas como están de los caprichos migratorios de los rebaños, los hombres, víctimas de su propio gregarismo, se radicalizan en sus posiciones individuales y sociales y se encona la lucha por el poder. En ese caldo de cultivo se mueve a sus anchas el personaje más complejo y siniestro: el hechicero, aprovechando que están todos concentrados en la Gran Asamblea.

La caza condiciona también las relaciones hombre-mujer: hay caza-comida para hombres y caza-comida para mujeres. La diferencia es más sutil de lo que parece: la llamada discriminación de la mujer no se basa, en este caso, en lo que se come sino en lo que se caza; todos pueden comer de todo, pero hay presas que sólo los hombres pueden cazar…

Dominando todo el panorama, tres historias de amor: una que se consolida, otra que nace y una tercera que mata: una escalofriante atracción fatal entre dos individuos que representan la coincidencia en el tiempo de los estadios evolutivos de la especie humana.