Entonces sólo la noche – Enrique Ferrari


Entonces sólo la noche – Enrique Ferrari

La nada por delante y desechos por detrás. Con más miedo que esperanza y mucho más miedo que dolor, Quiroga pone el flamante auto que hasta hace un rato perteneciera a su padre rumbo a cualquier parte, sintiendo fluir y deslizarse por su cuerpo el temor y la confusión, el desapego y la tristeza, la extraña sensación de estar escapando de todas partes y hacia ninguna. Entonces solo la noche. Solo el tenue blanco de las luces de posición sobre la espesa negrura, solo el volante pequeño y el rumor sordo del motor, solo el tiempo y la incertidumbre. Todo deja de ser y queda atrás junto con el último reflejo de Buenos Aires. Atrás el título, las expectativas de mamá y papá, la novia de doble apellido, el futuro promisorio, los amigos del club, las cuotas del departamento sobre Libertador

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